Aprender a decir «no» con asertividad: Cuidar de ti para cuidar de ellos
A lo largo de años de experiencia en talleres de escuelas de familias, asesorías y conferencias, he visto cómo madres y padres se esfuerzan por dar lo mejor de sí, incluso cuando esto significa posponer sus propias necesidades. Esta dedicación es admirable, pero a menudo llega a costa del bienestar personal. Mi trabajo con cientos de familias me ha mostrado que el equilibrio entre dar y cuidarse es unacto esencial para una crianza saludable. Aprender a decir «no» es una herramienta poderosa en ese proceso, una forma de cuidar de uno mismo y, por lo tanto, también de cuidar de la familia.
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Aprender a decir «no» con asertividad: Cuidar de ti para cuidar de ellos y ellas
Decir «no» no siempre es fácil, pero es fundamental para mantener límites sanos que protejan nuestra energía y bienestar. Cada vez que decimos «sí» a algo que realmente no queremos o podemos hacer, estamos restando tiempo y energía que podríamos destinar a nuestra salud emocional y física, o al tiempo de calidad con nuestra familia. He aprendido en mi práctica que aceptar compromisos solo por compromiso o por temor a decepcionar nos lleva a un agotamiento innecesario. Aquí algunos ejemplos prácticos que he compartido en asesorías y que pueden ser útiles para decir «no» sin sentir culpa:
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Ejemplo 1: Después de una semana agitada, tus amigas te invitan a salir, pero sientes que necesitas descanso. Una respuesta asertiva sería: «Gracias por invitarme, pero hoy quiero descansar y recargar energías. Me encantaría hacerlo en otra ocasión.» Esto cuida de tu salud emocional y física sin generar culpa.
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Ejemplo 2: Un colega te pide ayuda con un proyecto, pero tú ya tienes una tarde planeada en familia. Responde: «Me gustaría ayudarte, pero tengo otros compromisos esta vez. Tal vez en otra ocasión pueda ayudarte.»
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Proteger tu tiempo con tu familia no solo fortalece esos lazos, sino que respeta tus límites personales.
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Autodisciplina y autocuidado: la importancia de priorizarte
En los talleres y conferencias, una idea clave que comparto es que el autocuidado no es egoísmo, sino un acto de disciplina que asegura que estamos en nuestra mejor versión para cuidar de los demás. He visto cómo practicar el autocuidado y la autodisciplina ayuda a que madres y padres se sientan menos abrumados y más equilibrados.
Ejemplos sencillos de cómo incorporar el autocuidado en tu vida cotidiana:
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Ejemplo 3: Prioriza una rutina de sueño. Aunque tus hijos-as quieran quedarse despiertos hasta tarde, establece un horario para todos que permita el descanso que necesitas. La autodisciplina de mantener un horario de sueño equilibrado te evitará el agotamiento y te hará sentir más presente y con energía al día siguiente.
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Ejemplo 4: Dedica un tiempo semanal para una actividad que disfrutes, como leer, hacer ejercicio o caminar al aire libre. Tener un “compromiso” contigo misma/o te ayudará a verlo como una prioridad. Esta constancia es una gran forma de autodisciplina.
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Ejercicio reflexivo: reconocer tus propios límites
Uno de los ejercicios más reveladores que he visto en mis asesorías es el de llevar un registro de cuándo decimos «sí» solo por compromiso. Nos permite reconocer patrones y ver de qué maneras nos exigimos demasiado. Dedica unos minutos al final de cada día o semana para anotar los momentos en los que aceptaste algo que realmente no querías hacer. Reflexiona con preguntas como:
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¿Acepté por miedo a decepcionar?
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¿Prioricé las necesidades de otros antes que las mías?
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¿Cómo afectó esto mi estado de ánimo y mi energía?
Llevar un registro de estos momentos te permitirá identificar patrones y áreas en las que necesitas proteger mejor tu bienestar. Este ejercicio es muy poderoso y ha ayudado a muchas personas a construir una mayor seguridad en sus decisiones, promoviendo una vida más equilibrada.
Cuidarte a ti también es cuidar de tu familia
A lo largo de los años, he aprendido que el autocuidado no significa ignorar las necesidades de los demás, sino asegurarse de que tenemos la fortaleza necesaria para acompañar a quienes amamos.
Practicar el autocuidado y la autodisciplina con intención y constancia nos permite ser un ejemplo para nuestros hijos e hijas, enseñándoles la importancia de establecer límites y respetarse a uno mismo.