El poder de tus palabras: cómo moldean la autoestima de tus hijos e hijas

A medida que los niños crecen, su sensibilidad emocional y receptividad a las palabras de sus padres aumenta significativamente. Cada comentario, cada frase y cada interacción deja una huella que puede ser tan positiva como duradera, o, por el contrario, limitar su desarrollo emocional. Por ello, como madres, padres y educadores, es fundamental tomar consciencia del impacto de nuestras palabras para evitar dañar su autoestima y fomentar un crecimiento emocional saludable.

La importancia de elegir bien nuestras palabras

La manera en que nos comunicamos con nuestros hijos e hijas no solo moldea su visión del mundo, sino también su percepción de sí mismos. La educación positiva nos invita a reflexionar sobre cómo nuestras palabras pueden construir o debilitar la autoestima de los niños, y a elegir un lenguaje que promueva el respeto, la autonomía y la confianza.

Aquí comparto algunas frases comunes que solemos utilizar, junto con alternativas más respetuosas y efectivas para fomentar un desarrollo emocional equilibrado.

  1. «Ten cuidado»

Aunque esta frase se dice con la mejor intención, puede distraer al niño o transmitirle inseguridad en momentos que requieren su atención plena. Por ejemplo, mientras sube a un árbol o juega en el parque. En su lugar, prueba con:

  • «Estoy aquí si me necesitas». Esta expresión fomenta su autonomía mientras le brindas un respaldo seguro.

  1. «Déjame ayudarte»

Es natural querer intervenir cuando un niño enfrenta un reto, pero al hacerlo en exceso, podrías debilitar su confianza. En lugar de tomar el control, fomenta su resolución de problemas con preguntas como:

  • «¿Qué crees que podría funcionar aquí?» De esta forma, promueves su autonomía y creatividad.

  1. «Lo hiciste bien, pero podrías hacerlo mejor»

El «pero» después de un elogio puede desmerecer el esfuerzo del niño. Opta por un enfoque más positivo:

  • «¡Increíble trabajo! Estoy segura de que con práctica seguirás mejorando». Esto refuerza su motivación sin socavar su autoestima.

  1. «No comas eso o vas a engordar»

Hablar sobre el peso o la apariencia física puede generar inseguridades desde muy temprana edad. En su lugar, educa sobre una alimentación saludable con frases como:

  • «Disfrutemos de este alimento con moderación y elijamos otros que nos den energía para jugar y aprender». Así, fomentas una relación equilibrada con la comida.

  1. «No es tan importante» o «Deja de ser un bebé»

Invalidar las emociones de un niño puede hacerle sentir que no tiene derecho a expresarse. En su lugar, valida sus sentimientos con:

  • «Entiendo que te sientas así. Cuéntame más, estoy aquí para escucharte». Esto fortalece su inteligencia emocional y el vínculo entre ambos.

  1. «¿Por qué no eres como tu hermano?»

Las comparaciones entre hermanos o compañeros de clase,  pueden causar rivalidad y resentimiento. En lugar de comparar, celebra los logros individuales de cada uno con frases como:

  • «¡Me encanta lo mucho que te esfuerzas! Tu manera de hacerlo es especial y única». Esto refuerza la autoestima y fomenta un ambiente de respeto mutuo.

  1. «Deja, que yo lo hago»

Hacer las tareas por ellos puede transmitir el mensaje de que no son capaces. En su lugar, motívalos a intentarlo con:

  • «Sé que esto es difícil, pero con práctica lo conseguirás». Esto les enseña perseverancia y fortalece su confianza.

  1. «Porque lo digo yo y punto»

Las frases autoritarias inhiben el pensamiento crítico. En su lugar, explica las reglas y su propósito con:

  • «Es importante que hagamos estas tareas porque nos ayudan a mantener el hogar limpio para todos». Así, fomentas la cooperación y el respeto mutuo.

  1. «No llores, que no es para tanto»

Reprimir las emociones puede hacer que el niño se sienta inseguro para expresarse. En su lugar, valida sus sentimientos con:

  • «Es normal sentirse así. Estoy aquí para apoyarte. ¿Quieres contarme qué sucede?». Esto les enseña que expresar emociones es saludable y que siempre pueden buscar apoyo.

  1. «Eres un niño malo»

Etiquetar a un niño como «malo» puede dañar su autoestima de forma duradera. En su lugar, corrige el comportamiento sin atacar su identidad:

  • «No me gusta lo que hiciste porque podría lastimar a otros. ¿Cómo podrías hacerlo diferente la próxima vez?». Esto les ayuda a reflexionar y cambiar su conducta de manera positiva.

Una llamada a la consciencia

Cada palabra que elegimos tiene el poder de construir o derribar. Como madres, padres y educadores, tenemos la oportunidad de ser una influencia positiva que inspire confianza, empatía y autonomía en nuestros hijos e hijas. Recordemos que una comunicación respetuosa no solo fortalece el vínculo familiar, sino que también sienta las bases para que los niños y niñas crezcan como adultos seguros, resilientes y emocionalmente saludables.

 

 

Laura Balado.