Castigos o consecuencias.
Generalmente las madres y padres usamos las “consecuencias” para controlar y castigar.
Ser consecuente es una alternativa al castigo, pero a diferencia del castigo esta es efectiva a largo plazo.
Pero ojo, no pases al lado contrario, la permisividad, ser consecuente no es ser permisivo ni punitivo.
Te pongo un ejemplo:
Juanito, en el cole me ha dicho que tu comportamiento no fue bueno.
Estás castigado sin tus cromos hasta mañana.
- ¿Y qué pasa mañana? ¿Qué aprendió Juanito con respecto a cambiar de comportamiento?
¿Sabemos cuál ha sido el motivo por el que Juanito se comporto “diferente” a como la profesora quería o esperaba?
Para y piensa… es lo correcto para su profesora, pero… y las necesidades de Juanito.
Yo te pregunto:
¿Existe comunicación? ¿Escucha? ¿Empatía?
¿Cómo se siente Juanito?
¿Qué piensa?
¿Para que actúa como lo hace?
Aquí te dejo las 3 principales claves para dejar los castigos a un lado y para que puedas empezar a buscar soluciones:
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Pregunta y utiliza el “Que” y el “Como”
¿Qué paso?
¿Cómo te sientes?
¿Qué necesitas?
¿Cómo puedes hacerlo de otra manera?
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Busca que el niño o la niña satisfaga sus necesidades
¿Cómo puedes sentirte mejor?
¿Cómo lo vas a hacer la próxima vez?
-
Intenta llegar a un acuerdo
¿Qué vas a intentar mañana?
Tú puedes hacerlo.
Confío en ti.
Todos cometemos errores, ¿Cómo lo vas a hacer mañana?
L A U A R A B A L A D O
Gracias por estar ahí.
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