Tu hijo-a se porta mal

De donde sacamos la loca idea, que para que un niño o niña se porte bien, primero tenemos que hacerlo sentir mal. (Jane Nelsen)

 

Te dije que te calles la boca.

No te quiero escuchar.

Cállate y déjame hablar.

Eres muy pesada, cuantas veces te lo tengo que repetir.

Eres un desastre, nunca haces nada bien.

Te lo digo más alto o más claro.

Cuando vas a aprender.

Mira que eres burro.

Te voy a dar una …

Aquí se hace lo que digo yo y punto.

Eres consciente de los mensajes que les dices, el tono de voz que empleas y la posición corporal que utilizas cuando te pones en plan “manda más y yo lo sé todo porque soy mayor” intentando educar a tus hijos e hijas.

Por un instante párate y piensa en ti misma, en ese justo momento en el que te pones a gritar o en el que utilizas ese “retintín” que desprecia lo que tus hijos-as hacen o dicen, haciéndolos-as pequeños e insignificantes.

Como cada maternidad y cada familia somos diferentes me gustaría que cogieses lápiz y papel y que contestases a las siguientes preguntas:

Primero pregúntate ¿para qué lo hace?, no el ¿Por qué lo haces?, céntrate y contesta PARA QUÉ.

Y además piensa si de ese modo obtienes lo que realmente deseas;

¿Obtienes resultados positivos a corto plazo por miedo a represarías?

¿Obtienes resultados a largo plazo?, escribe exactamente qué resultados has obtenido, te doy algunas ideas para que te resulte más fácil contestar:

  • Repiten su mal comportamiento, en ese día o en los días siguientes.

  • Aprenden a hacerlo de manera correcta.

  • Hacen las “cosas” a escondidas para que no les riñas.

  • Obedecen por miedo.

  • Obedecen porque han aprendido que…

  • Piden tu opinión y se sinceran contigo si es necesario.

  • Otros…

¿Cómo te sentirías si es otra persona la que les habla así?

¿Qué le dirías a esa persona?

Decirte que la contestación a esta última pregunta es la respuesta que te tienes que decir a ti misma.

Después de contestar a estas preguntas respóndete nuevamente: ¿Están dentro de tus hábitos educativos, ignorar, pegar y ridiculizar a tus hijos e hijas?, párate por un segundo y piensa.

Esas frases que en ocasiones dices sin pensar, en automático, a lo mejor ya las han empleado contigo.

¿Realmente es así como deseas tratar a tus hijos e hijas?

La manera en la que son tratados será la manera en la que se dejarán tratar por los demás.

Las madres positivas que trabajan a través de los principios de la disciplina positiva tienen muy claro que se puede educar desde la amabilidad y la firmeza, pero ojo, ser amable no es ser permisivo y ser firme no es ser autoritaria.

Trabajamos buscando el punto medio, pero somos nosotras las madres las que tenemos que modelar la manera en la que nos dirigimos a nuestros hijos e hijas.

¿Estas dispuesta a reflexionar?, este será el primer paso hacia el cambio.

Déjame tu comentario, dudas o preguntas.

Puedes escribirme de manera confidencial a mail info@laurabalado.com

 

Espero que tengas un buen día.

 

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